In
Memoriam: Eliodoro González P.
Solo en casa, mientras esperaba que fuera 26 de diciembre y poder
regresar a la oficina, me quedé viendo CCN en Español. Me conmovió, para que negarlo, el reportaje
de la CNN sobre las Navidades venezolanas. Coincidí con Claudio Nazoa que Las
Navidades sin hallacas es como tener abuelita pero muerta.
Sentí envidia de no tener
un trozo de hallaca para llevármelo a la boca. Era la primera vez, en años, que
no había tenido una hallaca para comerla como si fuera la sagrada hostia. Es decir masticando de a
poquito y casi chupándola con la parte
final de la garganta. Por algún azar siempre había tenido una hallaca para
comerla en Navidades. Ese año no hubo hallaca, ni pan de jamón, ni dulce de
lechosa, ni ensalada de gallina, ni
jamón planchado, ni pernil de cochino, ni torta negra, ni nada.
A mi humilde, parecer nuestra cultura culinaria es pobre durante todo
el año; pero en diciembre abundan los platos típicos. Parece extraño, pero si alguien te pregunta
cuál es el plato típico venezolano, no pasas de La Arepa, y El Pabellón, si
haces un esfuerzo La Cachapa. Puedes nombrar otros; pero tienen la debilidad de
lo efímero y altamente esporádico. ¿Cuál es nuestro plato típico de Semana
Santa? alguien puede decir que el Pastel de Morrocoy, pero eso está
circunscrito a las riberas orientales del Orinoco. No llega a la dimensión
nacional de la fanesca.
Que comemos los caraqueños el Día de Muertos, sonará una exageración pero para mí es Chaulafán y Chop Suey. Si eres de los
que van al Cementerio del Este, regresas hecho trizas después de la cola de ida
y vuelta. Todos paramos en el restorán chino de la esquina, porque en todas las
esquinas hay uno, y como autómatas, pedimos todos lo mismo: arroz chino y Chop Suey. Nada comparable con las Guaguas de pan y colada morada.
Pero en diciembre la cosa cambia, los platos son múltiples y más o
menos homogéneos en toda Venezuela. Quizás sea el efecto del mestizaje, y por
ello nuestra comida típica evolucionó rápidamente hasta perderse en una
vorágine de influencias foráneas. Para mí El Pasticho es un plato típico venezolano, claro que es una lasaña, pero nos dimos la tarea de cambiarle
el nombre y apropiarnos de él.
Entre todas las comidas ceremoniales, hay una que se impuso a fuerza de
costumbre, de tradición, de calar en el gusto popular y de ganarse un par de
medallas hace un mojonal de años: El Ponche Crema de Eliodoro Gonzaléz P.
No hay una Cesta de Navidad que no lleve una botella de Ponche Crema y
nadie se toma un Ponche Crema en Abril.
Ha sido tan grande el éxito del bendito brebaje que se han popularizado
recetas caseras de Ponche Crema. La sabiduría popular se las ha ingeniado para
superarlo. Para devolverle el toque de nuez moscada y el espesor perdido.
Ponche Crema es ya un genérico, en mi casa como en todas se prepara un Ponche
Crema, pero en mi casa lo llamamos leche
’e burra y es tan bueno que casi puedo decir que el Mejor Ponche Crema es
el de mi mamá.
Año, 1996.
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