“La ley en Venezuela es para los
pendejos”
Arturo Uslar Pietri
Uslar Pietri era, una especie de ancla que me unía al país. Todos los domingos compraba la prensa para leer sus artículos y de vez en cuando los comentaba con mi amigo Eduardo Alcívar. Sigo comprando El Comercio todos los domingos, pero sin él ya no es lo mismo. Una vez le comenté, a Eduardo Alcívar, que había sido candidato presidencial y que había, lamentablemente perdido. Habiendo arrasado en Caracas había perdido en el resto del país, y con ello las elecciones. A veces me pregunto cómo habría sido Venezuela si en esas elecciones Uslar Pietri hubiera ganado, me consuela pensar que a lo mejor no habría pasado gran cosa y habríamos perdido el mejor programa de la televisión venezolana: Valores Humanos.
Uslar Pietri no necesitó haber sido presidente de la república para ser una especie de rector silencioso de
toda nuestra vida cívica. Las palabras que salen de su boca se convierten, por
obra y gracia de su estatura intelectual, en vox populi, vox dei. Recuerdo
cuando, con profunda sencillez, proclamó la Orden al Pendejo y eso
bastó para que la palabra se limpiara de toda connotación vulgar y pudiera ser
usada por cualquiera. Después de haber salido de la boca de Uslar Pietri la
palabra cobró nuevo significado, y se convirtió en palabra usada por todos,
desde periódicos hasta programas cómicos.
Cuando Eduardo Alcívar me comentó que
"esta muchacha que fue Miss
Universo" se había lanzado a la presidencia y me preguntó mi opinión;
me quedé sin palabras no sabía que decir, sólo le pude comentar que a lo mejor
le pasa como a Uslar Pietri que gana en Caracas pero pierde en el resto del
país. La historia me desmintió. Irene, me gusta llamarla así (como si fuéramos
panas) perdió en todas partes.
A estas alturas no creo que el problema era si tenía la estatura para
el cargo, los ha habido más bajitos. No creo que el problema haya sido que era
muy distinto ser Alcalde a ser Presidente, Luis Herrera fue presidente y jamás
había sido, ni siquiera, ministro. Su gestión al frente del Municipio fue
exitosa, explicaciones hay muchas. Hay quien dice que se rodeó de gente altamente profesional. Hay
quien dice que es fácil ser Alcalde en un Municipio cuyo mayor barrio es El
Pedregal, hay quien dice tantas cosas.
Qué pasaría si por una vez
ensayáramos otra cosa, si acabáramos con ese presidencialismo nefasto de
elegir presidentes creyéndolos Mesías. Ojalá todo este escándalo de la nueva
república sirva para que entendamos que
no es un problema de presidentes, que es un problema de ciudadanos. Que el
problema no está en a quién elegimos
sino quiénes elegimos.
¡Ay! Dios mío, perdóname, no sé ni lo que digo, es que es tan fácil
andar por la vida hablando pendejadas.
Año, 1999.
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