Te vestiste
de amarillo
pa' que no
te conociera
amarillo es
lo que luce
verde nace
donde quiera
Los
tucusitos.
Hace ya muchos años que vivo en Ecuador.
Cuando vine a vivir acá por supuesto que al venirme, como todo venezolano, me
traje unos kilos de Harina Pan, pero más temprano que tarde se acabaron y sentí
desfallecer. En los supermercados de aquellos años no se encontraba, como se
encuentra ahora, Harina Pan. Pero en
Ecuador había un sustituto Maizabrosa. En aquellos años había una versión de
maíz blanco y otra de maíz amarillo, por supuesto que compré la de Maíz blanco.
No era igual pero era un buen sucedáneo.
Para los venezolanos arepas son blancas, en mi
vida nunca había comido arepas de maíz amarillo, excepto una vez en mi vida.
Por los años 80 algún problema de desabastecimiento (quizás para provocar un
aumento de precio) la harina blanca desapareció y mi madre se vio obligada a
comprar una marca de harina de maíz amarillo, creo que se llamaba Promasa.
Comimos arepas amarillas un par de semanas hasta que se arregló el problema de
desabastecimiento, en la cuarta república los problemas de escasez se resolvían
en un par de semanas a lo sumo. Así fue mi brevísima experiencia con la harina
de maíz amarillo.
Pero un buen día la Maizabrosa blanca también
desapareció del mercado, pero no era un problema de desabastecimiento,
simplemente creo que yo era el único que la compraba y no la produjeron más.
Así fue como sin querer debí echar mano al maíz amarillo. Así fue como pasé
años comiendo con resignación arepas amarillas, al punto que nos hemos
acostumbrado. Nos hemos acostumbrado tanto que ahora que hay Harina Pan y
algunas otras marcas colombianas de harina de maíz precocido todas blancas.
Creo que me he acostumbrado a su sabor y porque me parece una traición a una
marca que me acompañó muchos años seguí comprando la Maizabrosa.
Mariagracia nació en el imperio de la
Maizabrosa y las arepas amarillas, muchos años las comió con ese color, al
punto de que en viaje que hicimos juntos a Caracas, para el desayuno mi hermana
me preguntó que queríamos desayunar y le dije que comeríamos arepas y que no se
preocupara porque a ella le gustaban mucho.
Tranquilamente Mariagracia se comió su arepa,
gratamente sorprendida de que “en mi país” las arepas fueran tan grandes y con
mucha masita dentro, cosa que a ella le encanta. Desayunamos, lavamos los
platos y la preguntarle si le habían gustado las arepas de la casa de mi
madre me contestó que sí, pero no sin
antes preguntarme “¿por qué “en tu país” las arepas son blancas?”.
Año, 2006.
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