Crónicas de un exilio voluntario

Crónicas de un exilio voluntario
Aquiles Nazoa

jueves, 19 de noviembre de 2015

Orinoterapia

Orinoterapia.


“La sapa vino pariendo
cerca de la Cruz del Perdón.
Y el sapo lo celebraba
con su botella de ron”.

Sapo.
Golpe Guayanés
Alejandro Vargas.

En este país cada vez que algo nuevo aparece le ponen  como nombre emergente, de allí que hayan viñas emergentes, políticos emergentes, países emergentes. Hasta se han  puesto de moda las llamadas terapias emergentes. Entre ellas, una que me parece un poco extraña: orinoterapia. Es decir la gente se toma parte de su propia orina en la mañana. No tengo idea si sea efectiva, no tengo idea si cure algo. No tengo idea si tomarse la orina tenga algún efecto terapéutico, lo que no puedo negar que es lo más emergente que he oído.

Nosotros tenemos la costumbre de celebrar el nacimiento de nuestros hijos como el sapo de la canción. Es normal que cuando tienes un hijo, vengan los amigos a tomarse los meaos. Una forma graciosa en que denominados la primera visita de amigos y familiares a conocer a nuestros hijos. En Ecuador llaman a eso “poner el niño a la orden”.

Recuerdo que una vez, por casualidad, me encontré  con un vecino, cuya esposa estaba embarazada, a la entrada de una clínica en medio de las carreras y las angustias de última hora. A los pocos días en la entrada del edificio me lo volví a encontrar y, por simple buena educación, pregunté por su señora. Me indicó que estaba bien y que “el niño estaba a la orden”. Le di las gracias y nunca más volví a preocuparme por ese detalle. Al tiempo descubrí que él tomó  el hecho de no haber ido a visitarlos como un desprecio; y yo tratando de ser cortés y educado.

Cuando nació Mariagracia advertí a algunos amigos que los esperaba en casa para tomarnos los meaos. Previendo que algún amigo emergente y muy literal no se fuera a confundir con la moderna terapia, me di a  la tarea de explicarle que es nuestra forma de “ponerles la niña a la orden”. Algunos se rieron de nuestra particular manera de llamar ese día especial en la vida de todo padre.

Tres días después vinieron los amigos más queridos a casa a conocer la pequeña gota de rocío. Unos más que otros se sorprendieron de nuestra costumbre de celebrar el nacimiento con ingentes cantidades de whisky; rápidamente establecieron la relación entre la celebración y el color acaramelado del licor.

Para los chilenos es  una atrocidad  molestar a los nuevos padres con una visita mayor a los 20 minutos. La visita se limita a  llevar un presente y algún detalle para los hermanos mayores, para que no se sientan celosos, 20 minutos máximo.  Domingo Martínez un chileno, muy amigo de la casa, se saltó todas las normas de la etiqueta y se quedó hasta bien entrada la noche fascinado con nuestra idiosincrasia tropical y bullangera, dimos cuenta de una par de botellas de Dewar’s. Si no hubiera sido por él me habría tenido que tomar todo ese meao yo solito.


Año 2001

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