Crónicas de un exilio voluntario

Crónicas de un exilio voluntario
Aquiles Nazoa

jueves, 21 de enero de 2016

De que vuelan, vuelan

De que vuelan, vuelan.


Vamos a ver 
Aquí veo un nombre
 
el nombre es Luis
 
Si señor
 
Luis se llama el candidato
 
que va a ser el ganador
 
el apellido mijito
 
en mi bola no se ve bien
 
pero tiene siete letras
 
siete letras puedo ver.
 

Billos Caracas Boy´s

De los programas de radio que más extraño de la radio venezolana de principio de los setenta es  Nuestro Insólito Universo, esos cinco minutos recorriendo las cosas más extrañas e inverosímiles eran un espacio refrescante de la radio. La voz de Porfirio Torres (¿Era él?) se  hizo famosa en la radio venezolana. No hay caraqueño de mi generación que no haya oído el bendito programa; que no pasara esos cinco minutos pegado a la radio esperando el desenlace de la pequeña trama llena de insólitas historias. Sin duda, lo extraño y lo insólito es atractivo. Tal vez en Venezuela tanto como en el resto del mundo.

En estos días, visitaba a unos amigos y por una de esas casualidades nos pusimos a hablar de los horóscopos y de las posibilidades  explicativas de los signos. Como en cualquier conversación cada uno toma partido. Lo mismo pasa cuando se discute la existencia de Dios, lo creyentes no podrán ser convencidos de lo contrario y viceversa.

Sin embargo, como en cualquier conversación los temas suelen profundizarse y nos vamos alejando del tema central, más allá de la posibilidad predictiva de los astros, lo que al final terminó capturando mi atención fue la seguridad que había en Marcos Vallejo de que cualquier concesión que yo hiciera al terreno de lo sobrenatural era atribuida  a mi nacionalidad.

No soy un experto; pero confieso que, hasta cierto punto, me he visto atraído por los astros y su capacidad predictiva. Tal vez sea la llamada Era de Acuario y todo el despertar cósmico, tan de moda en Venezuela: léase Carlos Fraga y todo su séquito de astrófilos.  No estoy convencido de que eso sea una verdad absoluta,  pero hay cosas que asombrosamente coinciden. 

Gracias a la telenovela venezolana, al menos para Marcos, nos hemos ganado la fama de seres llenos de supersticiones y que nos gusta más una lectura de cartas que un plato de caraotasDe la misma forma no soy un experto en telenovelas, pero al parecer en todas las novelas venezolana siempre hay un curioso, nombre simpático con el que aluden en  el oriente venezolano a los curanderos.

Nuestra afición por lo esotérico nos ha llevado a pronosticar candidatos presidenciales y a enjuiciar a astrólogos por sugerir de decadencia de algún presidente. En Hungría, para variar lo vi en CNN, la cosa se ha vuelto más pedestre y algunos sugieren que los curiosos deberían pagar impuestos como cualquiera otro profesional liberal.

Recuerdo una graciosa canción de la Billo´s Caracas Boys, en donde el brujo atinaba al próximo presidente aludiendo a aspectos que tanto Piñerúa como Luis Herrera tenían en común. Algo que supongo revela el sustento predictivo de todo lo esotérico: pronosticar lo obvio.  Pero más allá de la canción de la Billo´s  hagamos un profundo análisis de conciencia: quien no conoce de una señora que es bien buena, de un señor que vive por Antímano, pero que vale la pena  el viaje, porque el tipo buenísimo. Quién en Venezuela, no ha sellado un cuadrito de caballos o se ha mandado a leer cartas, aunque sea una vez.

Año, 1997

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