Crónicas de un exilio voluntario

Crónicas de un exilio voluntario
Aquiles Nazoa

miércoles, 2 de diciembre de 2009

La maña de pedir fiao.


Mi limon, mi limonero
Entero me gusta más
Un inglés dijo Ye Yé
Un francés dijo La Lá.

Henry Stephen.

Hoy pude mirar, mientras le daba su tetero –palabra que merece su propia Alicia- a Mariagracia, en la Televisión Española a un simpático cocinero –de cuyo nombre no puedo acordarme- que muy amenamente nos hace pensar que cualquiera puede entrar en la cocina y preparar ricos platos. Este jovial cocinero tiene desde hace muchos años un programa de TV que en balde ha tratado de ser imitado por muchos, y en muchas partes, sin lograr la simpleza de sus deliciosas preparaciones y si simpatía. Hoy, por ejemplo, nos deleitó con un bacalao en salsa de pimientos verdes. Me quedé mirándolo y pensando que lo podría reproducir –mutatis mutandis- con un filete de corvina. Para mí el bacalao siempre será salado y cuya única utilidad será sustituir al Morrocoy en el pastel de la Semana Mayor.

Hace algún tiempo Celia Soonets, una amiga que vive su propio exilio voluntario, me envió un mail muy entretenido que pretendía hacernos dar cuenta de cuan viejo somos. El mail en cuestión preguntaba por cosas que definitivamente sólo podrías contestar si eres tan viejo como yo. Una de aquellas preguntas nos interrogaba por el jingle de Riko Malt, pasé horas tratando de recordar aquel jingle, pero no pude. Mi frágil memoria siempre me hace malas pasadas. Apenas logré recordar que en algún momento Las cuatro monedas hicieron un comercial para la marca de leche malteada.

Al darme cuenta que de verdad podía contestar casi todas y cada una de aquellas preguntas comencé a sentirme viejo. Uno no se da cuenta, pero con el tiempo comienzas a dividir tu vida por décadas y que casi sin darte cuenta estás más allá de la mitad de la vida. Así que mandé a aquel mail a mi personal papelera de reciclaje, un archivo donde acumulo los mail que mandan mis amigos. No sin antes jurar que cuando fuera a Caracas me tomaría un Riko Malt con la esperanza de recordar aquel viejo jingle. Cuando fuimos a Venezuela, de regreso de Morrocoy -el Parque Nacional- paramos en Valencia. En la primera panadería que encontramos pedí, además de las dos botellas de agua mineral y una Sprite para Carolina, un Rikomalt, para mi decepción y sorpresa el portugués me dijo no había. Supe, inmediatamente, que pasaría lo mismo que con la arepa de reina pepiá; por años estaría buscándola sin poder, por extraña razón, encontrarla.

Para los que no lo recuerden Las cuatro monedas fueron una versión criolla de The Jackson’s Five (de cuando los 5 eran bien negritos). Los hermanitos O´Brian por años estuvieron todos los miércoles, de la mano de Gilberto Correa, en De Fiesta con Venevisión cantando y bailando todos vestidos muy igualitos, con trajes de lentejuelas y esas cosas que se usaban en aquella época de la TV a blanco y negro. No sé si fue la breve incursión de Las cuatro monedas en la música publicitaria o la incorporación de Gregory, el hermanito menor, lo que dio al traste hasta con el nombre del grupo. En todo caso y desde aquel momento Las cuatro monedas entraron en mi más profundo olvido y creo que en el de muchos otros.

Al oír al cocinero español (sigo sin poder recordar su nombre) cantar la primera estrofa de aquella canción, que le ganó instantes de fama a Henry Stephen en La Madre Patria (supongo que gracias a algún carnaval en las Islas Canarias) sin querer, y sin poder evitarlo, me acordé de esta vieja Alicia que había quedado inconclusa por más de 2 años en mi personal papelera de reciclaje, decidí terminarla y enviársela a Celia –creo que nunca le contesté su mail- Al oír cantar, a este dicharachero cocinero, aquella vieja canción me di cuenta que soy mas viejo que la maña de pedir fiao.

2 comentarios:

  1. Que rico rico malt, leche chocolate y malta, Que rico Riko Malt, los tres grandes del sabor, leche chocolate y malta.... paparubarupapa parabaparubaparubarupapa....

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